“Cuando el capital paga al marido obtiene dos trabajadores
no uno”
Selma
James.
Imaginemos
una cena burguesa: los maridos hablan sobre producción, las esposas sobre
consumo. En esta imagen los hombres son asociados con crear valor y las mujeres
con gastarlo: de cada uno de acuerdo con
su habilidad, para cada uno de acuerdo con su necesidad. Cada marido tiene
una imagen rutinaria sobre su esposa usando su dinero ganado duramente, en que,
no lo puede imaginar.
Pero ¿Cómo
podría las economía funcionar sin todo el trabajo de la amas de casa impagado?
Los empleadores han de compensar a sus obreros por su trabajo, pero nadie
compensa a las amas de casa por todo lo que hacen para producir y preparar trabajadores.
Ellas cargadas con el cuidado de los niños, cocinar, limpiar, y mantenimiento
de la casa tienen que depender de la caridad de los ganadores del sueldo – una
condición que a menudo las atrapa en relaciones abusivas – o convertirse en
ganadoras de sueldo ellas mismas.
Sabiendo
que las mujeres se encuentran techos de cristal en sus trabajos y se espera de
ellas que hagan la mayor parte del trabajo en casa, emplearse no ofrece ningún
alivio. Millones de mujeres tienen que trabajar por sueldos más bajos de los
que reciben los hombres en el mismo empleo, después llegan a casa para un
segundo turno de trabajo impagado haciéndose cargo de sus casas y familias. A
este segundo turno podemos añadir un tercero de cuidado emocional, mediación de
conflictos y sexo, que son a menudo desproporcionadamente trabajo por cada
parte de diversión.
Tan seguro
como que el capitalismo se aprovecha del trabajo de los obreros, estos se
benefician de este trabajo domestico gratis. Imaginemos que tienen que pagar
por estos cuidados, crianza, cocina y limpieza por cada uno de esto empleados. Así
la esclavitud de los sueldos se ha probado más sostenible que la esclavitud cautiva.
porque impone estos costes directamente sobre los esclavos del sueldo, es más
barato para los patronos dejar todas estas actividades a las familias de los
trabajadores.
Este
beneficioso estado de las cosas es mantenido por una red de instituciones políticas
y sociales que dividen el trabajo entre pagado y no pagado, entre productivo y reproductivo. El rol de la
ama de casa se perpetua por las leyes y costumbres que sistemáticamente tratan
de sacar a la mujer de la vida publica y le niegan el acceso a los recursos.
Algo de esto puede ser observado desde hace cientos o miles de años. El
capitalismo no es el sistema más antiguo que genera desigualdades en el reparto
del poder, ni el más importante; se desarrollo sobre los cimientos dejados por
el patriarcado y otras jerarquías. Es imposible luchar contra esto por
separado: un anticapitalismo sexista todavía creara desigualdades en el acceso
al capital, así como el feminismo capitalista impone las cargas de la explotación
solo a las mujeres más pobres.
Hablando de
ello, muchas mujeres ganan su dinero cuidando de niños y haciendo trabajo
domestico – pero no por cuidar de sus propias casas y familias. Las madres de
clase trabajadora a menudo tienen que pagar la mitad de su sueldo para obtener
cuidados de baja calidad para sus hijos mientras ellas cuidan a los hijos de
los ricos. Gracias a los movimientos para la liberación de la mujer de los años
sesenta y setenta, más mujeres de clase media pudieron entrar en el mercado de
trabajo y pagar a otras mujeres para que limpiaran sus casas.
De igual
modo que el cuidado de los niños, el cuidado de los enfermos y los ancianos ha
sido ampliamente absorbido por el mercado en forma de hospitales, residencias y
hospicios. Así el capitalismo distribuye el cuidado en si mismo, como cualquier
otra cosa, de acuerdo con la riqueza en vez de en razón de la necesidad.
ASI EN EL TRABAJO…, COMO EN LA CASA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario