¿Por qué amamos a Lady Gaga, no solo las melodias pegadizas, sino los vestidos, los rumores, la mitología?
¿Por qué nos fascinamos con comedias románticas o talk shows
incluso cuando insultan nuestra inteligencia o son contrarios a
nuestras ideas? ¿Por qué la vida de famosos extraños nos parece
mucho más real que nuestras propias vidas?
Quizá somos atraídas por ellas
porque personifican nuestra creatividad – el potencial
creativo de todas las explotadas – comprado de nosotras,
concentrado y vuelto a vendérnoslo. Bruce Springteen podría ser
solo otro cantante-escritor de canciones sin sus entrenadores de voz
e ingenieros de producción, los técnicos que operan la iluminación,
y la mirada adoradora de millones, todo esto junto produce la mayor
parte del significado que encontramos en él, así como la ilusión
de que él es el único responsable de ello. Porque los seres humanos
somos animales sociales, la atención crea significado y así mismo
valor: cuando todo el mundo corre para ver que esta pasando, cada una
de nosotras no puede evitar sino hacer lo mismo.
Así la creatividad colectiva y el
potencial de una comunidad entera es conducida hacia unas pocas
cabezas de cartel. Por supuesto, las amamos, o al menos amamos
odiarlas, representan la única manera de acceder a todo nuestro
propio potencial desplazado.
Lo mismo ocurre con superventas como
“El club de la lucha” o “Avatar” que personifican la alineación
que critican. Historias que una vez se contaron alrededor de un
fuego ahora circulan a través del mercado, incluidas las historias
que lo critican. Ahora incluso cuando nos sentamos alrededor de un
fuego hablamos de episodios de las películas o la televisión. En
cualquier momento que ponemos una película en vez de generar
nuestras propias historias y cultura, nos estamos vendiendo baratas –
no tanto por ser espectadoras como por consentir el acceso a la parte
de nosotras que cuenta historias, solo a través de la mediación de
la economía.
¿Podemos escapar de esto creando
nuestros propios medios, formando audiencias sin superestrellas?
Cuanto más gente le otorgue significado en sus propias vidas y círculos
sociales, más poderosas y capaces seremos de que eso sea así:
consideremos el papel que la contracultura a jugado a menudo en los
movimientos de resistencia. Pero en la era de la comunicación de
masas, los asuntos de cada uno de los pequeños entornos pueden parecer
insignificantes en comparación; la realidad es comprende los
puntos de referencia de todo el mundo, no solo de los que
escogemos subculturalmente. Mientras tanto centrarnos en
representaciones de nosotras mismas y de unas a otras, puede producir
la misma alineación que centrarnos en las imágenes de extraños.
En una sociedad centrada en los
medios, la atención es una moneda al lado de otras monedas.
Funciona como un tipo de capital: cuanto más tenemos, más fácil
resulta acumular y después de un cierto punto parece fluir hacia
nosotras casi automáticamente. En algunos lugares, la búsqueda de
atención en si misma ha casi sustituido otra formas de competición
económica, .- pensemos en las firmas de graffiti o los memes de
Internet. Pero la atención disponible en el mercado es
cualitativamente diferente de la atención que amigas y amantes generosas unas com otras. Incluso las más famosas estrellas no pueden generar esta clase de alimento con su fama. Si su alto ratio de
heridos es una indicacion, la fama es un obstáculo para las
relaciones sanas. A este respecto, el estrellato refleja otras formas
de éxito en las que una poca gente acumula sustitutos para lo que
todas hemos perdido.
Las nuevas tecnologías
descentralizadas ofrecen a casi todo el mundo la posibilidad de ser
una microestrella: propagar imágenes de nosotras mismas en un mundo
en el que nadie tiene tiempo realmente para centrarse en cualquier
otra persona en vivo. En vez de redirigir los efectos de la desigual
distribución de la atención, esto vuelve a todo el mundo
igualmente pequeño y solitario. La alineación generada por la existencia
de superestrellas no disminuye con la coronación de más estrellas,
aumenta.
Incluso si los show son “reales”
la gente todavía actúa en la telerealidad, ellos hacen de ellos
mismos.
Hoy en día, parece que todo el
mundo hacemos lo mismo, incluso cuando estamos fuera de cámara,
incluso cuando no somos famosos en absoluto.
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