domingo, 26 de agosto de 2012

Superestrellas.

¿Por qué amamos a Lady Gaga, no solo las melodias pegadizas, sino los vestidos, los rumores, la mitología? ¿Por qué nos fascinamos con comedias románticas o talk shows incluso cuando insultan nuestra inteligencia o son contrarios a nuestras ideas? ¿Por qué la vida de famosos extraños nos parece mucho más real que nuestras propias vidas?
Quizá somos atraídas por ellas porque personifican nuestra creatividad – el potencial creativo de todas las explotadas – comprado de nosotras, concentrado y vuelto a vendérnoslo. Bruce Springteen podría ser solo otro cantante-escritor de canciones sin sus entrenadores de voz e ingenieros de producción, los técnicos que operan la iluminación, y la mirada adoradora de millones, todo esto junto produce la mayor parte del significado que encontramos en él, así como la ilusión de que él es el único responsable de ello. Porque los seres humanos somos animales sociales, la atención crea significado y así mismo valor: cuando todo el mundo corre para ver que esta pasando, cada una de nosotras no puede evitar sino hacer lo mismo.
Así la creatividad colectiva y el potencial de una comunidad entera es conducida hacia unas pocas cabezas de cartel. Por supuesto, las amamos, o al menos amamos odiarlas, representan la única manera de acceder a todo nuestro propio potencial desplazado.
Lo mismo ocurre con superventas como “El club de la lucha” o “Avatar” que personifican la alineación que critican. Historias que una vez se contaron alrededor de un fuego ahora circulan a través del mercado, incluidas las historias que lo critican. Ahora incluso cuando nos sentamos alrededor de un fuego hablamos de episodios de las películas o la televisión. En cualquier momento que ponemos una película en vez de generar nuestras propias historias y cultura, nos estamos vendiendo baratas – no tanto por ser espectadoras como por consentir el acceso a la parte de nosotras que cuenta historias, solo a través de la mediación de la economía.
¿Podemos escapar de esto creando nuestros propios medios, formando audiencias sin superestrellas? Cuanto más gente le otorgue significado en sus propias vidas y círculos sociales, más poderosas y capaces seremos de que eso sea así: consideremos el papel que la contracultura a jugado a menudo en los movimientos de resistencia. Pero en la era de la comunicación de masas, los asuntos de cada uno de los pequeños entornos pueden parecer insignificantes en comparación; la realidad es comprende los puntos de referencia de todo el mundo, no solo de los que escogemos subculturalmente. Mientras tanto centrarnos en representaciones de nosotras mismas y de unas a otras, puede producir la misma alineación que centrarnos en las imágenes de extraños.
En una sociedad centrada en los medios, la atención es una moneda al lado de otras monedas. Funciona como un tipo de capital: cuanto más tenemos, más fácil resulta acumular y después de un cierto punto parece fluir hacia nosotras casi automáticamente. En algunos lugares, la búsqueda de atención en si misma ha casi sustituido otra formas de competición económica, .- pensemos en las firmas de graffiti o los memes de Internet. Pero la atención disponible en el mercado es cualitativamente diferente de la atención que amigas y amantes generosas unas com otras. Incluso las más famosas estrellas no pueden generar esta clase de alimento con su fama. Si su alto ratio de heridos es una indicacion, la fama es un obstáculo para las relaciones sanas. A este respecto, el estrellato refleja otras formas de éxito en las que una poca gente acumula sustitutos para lo que todas hemos perdido.
Las nuevas tecnologías descentralizadas ofrecen a casi todo el mundo la posibilidad de ser una microestrella: propagar imágenes de nosotras mismas en un mundo en el que nadie tiene tiempo realmente para centrarse en cualquier otra persona en vivo. En vez de redirigir los efectos de la desigual distribución de la atención, esto vuelve a todo el mundo igualmente pequeño y solitario. La alineación generada por la existencia de superestrellas no disminuye con la coronación de más estrellas, aumenta.

Incluso si los show son “reales” la gente todavía actúa en la telerealidad, ellos hacen de ellos mismos.
Hoy en día, parece que todo el mundo hacemos lo mismo, incluso cuando estamos fuera de cámara, incluso cuando no somos famosos en absoluto.

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