¿Qué tienen en común abogados,
contables, administradores, profesores, y doctores? Conocimientos
especializados.
No hay nada malo en saber como hacer
las cosas. Pero el conocimiento especializado es distinto de la mera competencia. Connota acceso privilegiado a una esfera de
conocimiento a la que otras solo nos podemos acercar a través de
intermediarios.
Por supuesto, mucha gente nos
encontramos a merced de la buena voluntad de los mecánicos cuando
tenemos que reparar algún vehiculo. La diferencia es que puedo
aprender por mi misma a reparar un coche, y nadie puede prohibirme
reparar mi coche – pero no puedo leer un montón de libros e
instalarme como profesora. Mecánicos, carpinteros, fontaneros y
otros oficios están sometidos a algunos de los mismos controles que
ingenieros o farmacéuticos, pero cuanto más subimos en la pirámide
más estrictos y exclusivos de vuelven esos controles.
Los conocimientos especializados son
construidos por instituciones que regulan y dan permiso a aquellos
que practican una profesión, legitimándolos como profesionales
Esto excluye a los amateurs y a otra gente que ha aprendido sus
habilidades fuera del marco establecido. Esta exclusión refuerza los
estándares de calidad, evitando que vendedores viperinos persigan
los incentivos de la libre empresa. Pero también asegura que ciertas
habilidades permanecen como el dominio privado de poderosas
organizaciones, intensificando la división entre esta autoridades y
todos los demás.
Esta división eleva a los
profesionales como clase, asegurándoles poder, prestigio, ingresos
elevados, y más autonomía que la mayoría de los trabajadores. No
sorprende que las asociaciones profesionales usen sus influencias
para proteger sus privilegios y disciplinar a cualquiera que los
amenace, incluidos los disidentes dentro de sus propias filas. Esto
también garantiza a ciertas instituciones un monopolio sobre el
mercado de los aspirantes a profesionales.
En contraste con las habilidades
practicas asociadas a otras actividades menos prestigiosas, el
conocimiento especializado a menudo se refiere a esferas que están
completamente construidas socialmente. No puedes ser obispo o abogado
sin la validación de la iglesia o el colegio de abogados. La
profesionalización mantiene a la gente a distancia de aspectos de su
propia sociedad: en vez de desarrollar nuestras propias practicas
personalizadas de fe o justicia, tenemos que ponernos en manos de
expertos.
Los efectos de esta especialización
se extienden hasta la relación con nuestro propio cuerpo. Hubo un
tiempo en que la sanación era practicada y accesible para los
pobres. Uno de los mayores efectos de la caza de brujas entre los
siglos XIV y XVII fue la supresión de este arte popular; en las
siguientes centurias campañas similares fueron concentrando los
conocimientos médicos en cada vez menos manos, abriendo el camino a
la medicina para convertirse en una profesión monolítica dominada
por los hombres. Hoy nuestros propios cuerpos no nos resultan
familiares, permitiendo a las industrias de la salud y los seguros
hacerse de oro manteniéndonos vivas.
En campos en los que la
profesionalización es más reciente, es todavía fácil ver como se
ha impuesto un marco jerárquico en actividades desarrolladas por
grupos de base. Por ejemplo, cuando los movimientos contra la
violencia domestica y sexual empezaron a buscar apoyo en fundaciones
y aparato del estado, se transformaron en organizaciones proveedoras
de servicios que demandaban credenciales adecuadas a sus empleados.
Hoy las autoras de los manuales usados por algunas de estas
organizaciones no pasarían los requisitos de acceso para trabajar en
ellas.
La profesionalización privatiza
habilidades e innovaciones que un día circularon libremente,
haciendo imposible acceder a ellos si no es a través de la economía.
Esta es una de las maneras en que el capitalismo centraliza los
conocimientos prácticos y los legitima como forma de riqueza.
La exclusividad es nuestro negocio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario