domingo, 26 de agosto de 2012

i. Trabajo.


TRABAJO.

¿Qué es exactamente el trabajo? Podríamos definirlo como una actividad que tiene por finalidad ganar dinero. ¿pero no son trabajo también la labor de los esclavos y las practicas no pagadas?  Podríamos decir que es una actividad de acumula beneficios a partir de alguien, tanto si beneficia a la persona que la realiza, como si no. Pero ¿significa eso que tan pronto como comenzamos ha hacer dinero con una actividad, esta se convierte en trabajo incluso si antes era un juego? Quizá podamos definir trabajo como la labor que nos quita más de lo que nos da, o que esta gobernada por fuerzas externas.
            O quizá solo podemos entender que es el trabajo volviendo a mirar el contexto en el que tiene lugar. En un mundo de diversidad un hilo común nos conecta : Todas somos sujetos de la economía. Cristiana o musulmana, comunista o conservadora, en Sao Paulo o en San Pedro, nosotras probablemente vamos a pasar la mayor parte de nuestra vida negociando nuestro tiempo a cambio de dinero, o haciendo que alguien lo haga por nosotras, o sufriendo las consecuencias.
            ¿Qué otra cosa podemos hacer? Si nos negamos, la economía seguirá hacia delante sin nosotras, no nos necesita más de lo que necesita a cualquiera de los millones que están ya desempleados, y no tiene sentido pasar hambre para nada. Podemos enrolarlos en una cooperativa o comuna, pero todavía tendremos que enfrentarnos a las mismas presiones del mercado. Podemos canvas, agruparnos y protestar en beneficio de las obreras de las maquiladoras, pero incluso si tenemos éxito en que se reformen algunas de sus condiciones laborales, ellas, como nosotras, todavía tendrán que trabajar, tanto en fabricas como en las oficinas de una ONG. Podemos salir por la noche enmascaradas y romper todos los escaparates de las calles comerciales, pero al día siguiente tendremos que hacer nuestras compras en alguna parte. Podemos ganar un millón de euros y todavía estar atascadas con nuestra nariz en la rueda de molino tratando de mantener nuestra ventaja sobre cualquier otra persona. Incluso cuando los obreros destruyen gobiernos para establecer utopías comunistas, ellos acaban volviendo al trabajo – si tienen suerte.
            Todo esto hace fácil creer que el trabajo es inevitable, que no hay ninguna otra manera en la que se puedan estructurar nuestras vidas. Esto es conveniente para los que sacan mayor provecho de este arreglo: no tienen que probar que es el mejor sistema si todas pensamos que es el único posible. ¿es de verdad así como siempre a sido la vida?
            Ahora, sin embargo hasta el futuro de la economía es incierto.

Olvidémonos de la economía. ¿Qué pasa con nosotras?

Cuando la economía colapsa, políticos y eruditos se lamentan de las consecuencias para la familia trabajadora media. Piden medidas de emergencia – como dar millones de euros del dinero de los contribuyentes a los bancos que causaron la crisis, exprimiendo a “la familia trabajadora media” en primer lugar. ¿Qué esta pasando aquí?
            Nos dicen que nuestras vidas dependen de la economía , que merece la pena cualquier sacrificio para mantenerla funcionando. Pero para la mayoría de nosotras, mantenerla funcionando es siempre un sacrificio.
            Cuando la economía se estrella, las compañías mineras dejan de volar montañas, promotores dejan de talar bosques para construir oficinas y pisos , las fabricas dejan de verter contaminantes a los ríos. El aburguesamiento se detendria por si mismo. Los adictos al trabajo reconsideran sus prioridades. Las prisiones tienen que liberar algunos prisioneros. La policía no puede comprar nuevas armas. Los gobiernos no pueden permitirse arrestos masivos de manifestantes. Algunos grupos consiguen retrasar desahucios de foreclosed casas.
            Por supuesto, miles más son obligados a dejar sus casas y pasar hambre. Pero el problema no es que no haya casa o comida para todas – no es la crisis la que causa esto, sino el hecho de que el sistema esta funcionando todavía. Mucho antes del crash, la gente ya era desalojada de sus casas mientras edificios enteros permanecían vacíos, y muchos pasaban hambre mientras se pudrían los excedentes de alimentos. Si más gente pasa hambre durante las recesiones, no es porque haya habido algún cambio material en nuestras capacidades productivas, sino es simplemente un ejemplo más de cuan irracionalmente nuestra sociedad siempre distribuye los recursos.
            Cuando los obreras van a la huelga, podemos ver algunos de los mismos efectos que durante la crisis. Quizá pasen hambre, pero también desarrollan un nuevo conocimiento de su poder al conocerse unas a otras fuera de los constreñimientos de la grind diaria. El resto de la sociedad descubre súbitamente que existen. Algunas veces establecen nuevos proyectos colectivos y nuevas formas de tomar decisiones. Ocasionalmente incluso toman el control sobre sus lugares de trabajo y los usan para hacer cosas fuera de la lógica del provecho y la competición. Lo mismo vale para las ocupaciones de los estudiantes.
            Así quizá la clave de asunto este en que crashes y huelgas no van lo suficientemente lejos. So long as la economía dirige nuestras vidas, cualquier interrupción nos va a golpear duramente, pero incluso si nada nunca fuera mal con ella, jamas nos transportaría al mundo de nuestros sueños.
            Y estemos o no preparadas para el cambio, las cosas no van a seguir de este modo para siempre ¿Quién puede todavía creer que estamos en el buen camino, cuando la polución esta matando miles de especies y causando el deshielo de los casquetes polares?. Entre calentamiento global y guerra nuclear, el capitalismo industrial ha producido al menos dos formas diferentes de acabar con la vida en la tierra. ¡Esto no suena demasiado estable!
            Si hemos de sobrevivir otro siglo tenemos que reexaminar la mitología en la que se basa nuestra actual forma de vida.

LA MITOLOGIA DEL TRABAJO

¿Qué pasaría si nadie trabajara? Las maquiladoras se vaciarían y las cadenas de montaje se detendrían, al menos aquellas que producen cosas que nadie quiere hacer voluntariamente. Se acabaría el telemarketing . Individuos despreciable que solo hold sway sobre otros a causa de su riqueza y posición tendrían que aprender mejores habilidades sociales. Los atascos de trafico llegarían a su fin, así como los vertidos de petróleo. Los billetes y las solicitudes de empleo se usarían para encender los fuegos cuando la gente volviera a compartir y barter . Hierba y flores crecerían en los rotos de las aceras, haciendo sitio ocasionalmente a árboles frutales

Y todas podríamos morir de hambre. Pero no estamos subsistiendo a base de papeleo o valoración de las actuaciones ¿verdad que no? La mayoría de las cosas que fabricamos y hacemos por dinero son patentemente irrelevantes para nuestra supervivencia – y, además, para lo que da sentido a la vida.

            El trabajo es necesario.
            Esto depende de lo que queramos decir con “trabajo”. Pensemos sobre cuanta gente disfruta cuidando su jardín, pescando, haciendo labores de carpintería, cocinando, e incluso programando por su propia satisfacción. ¿Qué si esta clase de actividades pueden proveernos de todo lo que necesitamos?
            Por cientos de años, la gente a clamado que le progreso tecnológico liberaría pronto a la humanidad de la necesidad de trabajar. Hoy tenemos capacidades que nuestras antecesoras no podrían haber imaginado, pero aun así esas predicciones todavía no se han vuelto realidad. En el estado español nosotras trabajamos realmente más horas que las que solian hace un par de generaciones, los pobres para sobrevivir, los ricos para competir. Otras buscan desesperadamente empleo, disfrutando escasamente de la confortable leisure que todo este progreso deberia proveer. A pesar de hablar de recesion y la necesidad de medidas de austeridad, las corporaciones estan teniendo ganancias record, los más ricos son más ricos que nunca, y enormes cantidades de mercancías son producidas solo para ser arrojadas a la basura. Esta lleno de riqueza, solo que no es usada para liberar a la humanidad.
            ¿Qué clase de sistema produce abundancia y simultáneamente evita que nos aprovechemos de ella? Los defensores del libre mercado argumentan que no hay otra opción – y mientras la sociedad se siga organizando de este modo, no la habra.
            Aun así, erase una vez, antes de las tarjetas de fichar y las comidas energeticas, todo se hacia sin trabajo. El mundo natural que proveia para nuestras necesidades no habia sido todavia destruido y privatizado. Conocimiento y habilidades no eran los exclusivos dominios de expertos titulados, mantenidos rehenes por caras instituciones, el tiempo no estaba dividido entre tiempo productivo y tiempo para leisure de consumo. Sabemos esto porque el trabajo se invento solo hace unos cuantos miles de años, pero los humanos hemos estado por aquí desde hace cientos de miles de años. Se nos dice que la vida era “solitaria, sucia, pobre, embrutecida y corta” en aquellos tiempos – pero esta narrativa llega a nosotras desde aquellos que stamped out esta forma de vida, no de aquellos que la practicaron.
            No hace falta decir que tenemos que retornar a las forma en la que las cosas solían ser, o que nosotras podemos – solo que las cosas no tienen que ser de la manera como son ahora. Si nuestros distantes ancestros nos pudieran ver ahora, probablemente se encantarían con algunas de nuestras invenciones y se horrorizarían con otras, pero seguramente entrarían en shock al ver como las utilizamos. Nosotras construimos este mundo con nuestro trabajo, y sin ciertos obstáculos, podríamos seguramente construir uno mejor. Esto no significaría abandonar cualquier cosa que hayamos aprendido. Solo significaría abandonar cualquier cosa que hayamos aprendido que no funcione.
            ¿O quieres decir que alguien tiene que sacar un provecho de mi actividad? Eso no me parece en absoluto necesario para mi.

            El trabajo es productivo.
            Malamente podemos negar que el trabajo es productivo. Solo un par de miles de años de ello y la superficie de la tierra se ha transformado dramáticamente.
            Pero, ¿Qué es exactamente lo que produce? Cubertería desechable a millones, portátiles y móviles que estarán obsoletos en un par de años. Kilómetros de vertederos y toneladas y toneladas de clorofluorocarbonatos. Fabricas que se oxidaran tan pronto como la mano de obra sea más barata en otro lado. Contenedores de basura llenos de sobreproducción mientras millones sufren malnutrición; tratamientos médicos que solo los más ricos pueden permitirse; novelas, filosofías y movimientos artísticos para los que la mayoría de nosotras no tenemos tiempo en una sociedad que subordina los deseos a los beneficios y las necesidades a los derechos de propiedad.
            ¿Y de donde vienen todos los recursos para toda esta producción?¿que pasa con los ecosistemas y comunidades que son saqueadas y explotadas para obtenerlos? Si el trabajo es productivo, es incluso mucho más destructivo.
            El trabajo no produce mercancías partiendo del aire, no es un encantamiento. Rather, coge las materias primas que necesita de la biosfera – un tesoro común que debería ser compartido por todos los seres vivos – y los transforma en productos animados por la lógica de los mercados. Para aquellos que ven el mundo en términos de hojas de balance, es un progreso, pero el resto de nosotras no deberíamos tomar su palabra para ello.
            Capitalistas y socialistas siempre han tomado como verdad absoluta que el trabajo produce valor. Las trabajadoras tenemos que considerar una posibilidad diferente – que el trabajo consume valor – Esa es la razón por la que los bosques y los casquetes polares están siendo consumidos al mismo tiempo que las horas de nuestras vidas: los dolores de nuestros cuerpos cuando volvemos del trabajo, van en paralelo con el daño que estamos haciendo a escala global.
            ¿Qué deberíamos estar produciendo si no son todas estas mercancías? Bien, ¿Qué tal felicidad en si misma? ¿podemos imaginar una sociedad en la que el primer objetivo de nuestra actividad sea sacar lo máximo de nuestras vidas, explorar sus misterios, en vez de amasar riqueza o outflank competición. Por supuesto, podríamos seguir produciendo cosas materiales en esa sociedad, pero no para competir o aprovecharnos. Festivales, celebraciones, filosofía, romance, retos creativos, crianza, amistad, aventura ¿podemos imaginar esto como el centro de nuestras vidas, en vez de apretujarlo en nuestro tiempo libre?
            Hoy las cosas son completamente al contrario – nuestro concepto de felicidad esta construido como un medio de estimular la producción. No hay que sorprenderse si la acumulación de productos nos esta echando del mundo.

            El trabajo crea riqueza.

            El trabajo no simplemente crea riqueza donde solo había pobreza antes. Al contrario, so long enriquece a unos a expensas de otros, el trabajo crea pobreza, también, en directa proporción con el beneficio.
            La pobreza no es un condición objetiva, sino una relación producida por una desigual distribución de los recursos. No existe nada parecido a la pobreza en las sociedades que lo comparten todo. Puede haber escasez, pero nadie esta sujeto a la indignidad de tener que apañárselas sin nada, mientras otros tienen tanto que ni siquiera saben que hacer con ello. Como el provecho se acumula y el mínimo nivel de riqueza necesario para ejercer influencia en la sociedad crece cada vez más alto, la pobreza se convierte en más y más debilitante. Es una forma de exilio – la forma más cruel de exilio, porque estas dentro de la sociedad al mismo tiempo que eres excluida de ella. No puedes ni participar ni ir a ninguna otra parte.
            El trabajo no solo crea pobreza al mismo ritmo que riqueza – concentra la riqueza en las manos de unos pocos mientras extiende la pobreza en todas las direcciones. Por cada millonario, un millón de personas debe vivir por debajo del umbral de la pobreza, por cada multinacional, debe haber alguna nación explotada. Cuanto más trabajamos, más beneficio es acumulado desde nuestro trabajo y más pobres somos comparados con nuestros explotadores.
            Así además de crear riqueza, el trabajo hace a la gente pobre. Esto esta claro incluso antes de que factorg ing  todas las otras formas en las que el trabajo nos hace pobres: pobres en independencia, pobres en tiempo libre, pobres en salud, pobres en autoconcepto más allá de nuestras carreras y cuentas bancarias, pobres en espíritu.
            Por el amor de dios señores, no todos podemos ser millonarios, eso podría ser simplemente inflation, hablando claro, si alguien tiene que ser rico, entonces alguien tiene que ser pobre.

  Tenemos que trabajar para poder vivir.
Las estimaciones del “costo de la vida” son engañosas, tienen poco que ver con la vida, seria más exacto el “costo del trabajo”, y no es nada barato.
Todo el mundo sabe lo que las limpiadoras y los lavaplatos pagan por ser la columna vertebral de nuestra economía. Todas las scourges de la pobreza, adicciones, familias rotas, mala salud, son par for the course; las que sobreviven a esto y de alguna manera están listas para empezar otro nuevo día igual a tiempo son milagros del trabajo. ¡Pensemos en lo que ellas podrían conseguir si fueran libres de aplicar ese poder en cualquier otra cosa que no sea producir beneficios para sus empleadores!
¿Qué pasa con sus empleadores, afortunados de estar en una posición más alta de la pirámide? Podríamos pensar que obtener un salario mayor significaría tener más dinero y así más libertad, pero no es tan simple. Cada trabajo entails costes ocultos: asi como un lavaplatos tiene que usar el autobús para ir y volver al trabajo cada día, un ejecutivo a de estar disponible para volar a cualquier sitio en cualquier momento que sea requerido, a de mantener su pertenencia al club de campo para sus reuniones informales de trabajo, a de poseer una pequeña mansión en la que entretener a sus invitados a cenar that double as clientes. Por eso es tan difícil para los trabajadores de clase media ahorrar bastante dinero para retirarse mientras están en cabeza y salirse de esta carrera de ratas: tratar de mantenerse al frente en la economía, básicamente significa correr sin moverse del sitio. En el mejor de los casos, avanzamos hasta un fancier treadmill, pero tendremos que correr más deprisa para mantenernos en el.
Y estos costos meramente financieros son los más baratos. En un estudio, gente de todos los estilos de vida fueron preguntados sobre cuanto dinero necesitarían para vivir la vida que deseaban tener; desde pobres hasta patricios, todos ellos respondieron que aproximadamente el doble de lo que ganaban, cualquiera que fuera ese importe entonces.
Así el dinero no es solo duro de obtener, sino como cualquier otra droga adictiva, ¡cada vez es menos y menos satisfactorio!. Y cuanto más arriba llegamos en la pirámide de la jerarquía, más duramente hemos de luchar para mantener nuestro sitio.
El rico ejecutivo debe abandonar sus unruly pasiones y su conciencia, se tiene que autoconvencer de que merece más que los desafortunados cuya labor provee para su confort, debe smother cada uno de sus impulsos de cuestionar, de compartir, de imaginarse a si mismo en otra situación, si no lo hace, tarde o temprano será reemplazado por algún otro más inmisericorde competidor. Ambos, trabajadores de cuello blanco o de mono azul han de matarse por conservar los trabajos que los mantienen vivos, es solo una cuestión de destrucción física y espiritual.
Estos son los costos que pagamos individualmente, pero también hay un precio global a pagar por todo este trabajo. Además de los costes medioambientales, están las enfermedades laborales, los accidentes y las muertes: Cada año matamos miles de personas para vender hamburguesas y seguros de salud a los supervivientes. El mismo gobierno informa que mueren más gente en accidentes laborales que en accidentes de trafico o atentados terroristas mediáticos, y eso que no cuentan las muertes que se producen por las enfermedades laborales. Sobre todo, más exorbitante que cualquier otro precio, esta el costo de que nunca aprendamos como dirigir nuestras propias vidas, de nunca tener la oportunidad de responder o ni siquiera preguntar la cuestión de que hacer con nuestro tiempo en este mundo si ello dependiera de nosotras. Nunca sabremos a cuanto estamos renunciando por apostar por un mundo en que la gente esta demasiado ocupada, es demasiado pobre o esta demasiado apaleada como para preguntarse eso.
¿Por qué trabajar, si resulta tan caro? Todo el mundo conoce la respuesta – no hay otra manera de conseguir los recursos que necesitamos para sobrevivir, o por ese asunto, para participar en la sociedad de algún modo. Todas las antiguas formas de sociedad que hacían otras formas de vida posibles han sido erradicadas – fueron eliminadas por conquistadores, tratantes de esclavos, y corporaciones que no dejaron ni tribus, ni tradiciones, ni siquiera un solo ecosistema intactos. Contrariamente a la propaganda capitalista, los seres humanos libres no se amontonarían en las factorías para su subsistencia si tuvieran otras opciones, ni siquiera por zapatillas de marca o software.
Al trabajar, comprar y pagar nuestras facturas, cada una de nosotras ayudamos a perpetuar las condiciones que necesitan estas actividades. El capitalismo existe porque lo invertimos todo en el: toda nuestra energía e ingenuidad en el mercado, todos nuestros recursos en el supermercado y la bolsa, toda nuestra atención en los medios. Para ser más precisa, el capitalismo existe porque todas nuestras actividades diarias son capitalismo. Pero ¿Seguiríamos reproduciéndolo si sintiéramos que tenemos otras opciones?
“Es un tipo de país lento” dijo la reina. “Aquí y ahora, como ves, tienes que correr lo más rápido que puedas para mantenerte en el mismo sitio. Si quieres llegar a algún lado tienes que correr el doble de rápido”
“Prefiero no intentarlo” dijo Alicia.

El trabajo es un camino de autorrealización.
Al contrario, en vez de permitir a la gente alcanzar la felicidad, el trabajo cuida de la peor forma de auto negación.
Obedecer a los maestros, jefes, las demandas del mercado – por no mencionar leyes, expectativas paternas, escrituras religiosas, normas sociales – somos condicionadas desde la infancia para poner nuestros deseos en espera. Seguir las ordenes se convierte en un reflejo inconsciente, sea o no sea lo mejor para nuestros intereses, delegar (deferring) en expertos se convierte en nuestra segunda naturaleza.
Vender nuestro tiempo, en lugar de hacer cosas por nuestra propia voluntad, asi empezamos a evaluar nuestras vidas sobre la base de cuanto podemos obtener a cambio de el, no sobre que obtenemos con y de el. Como esclavas por cuenta propia, hawking nuestras vidas, hora a hora, pensamos de nosotras mismas que cada una tiene su precio, el conjunto de estos precios constituyen nuestra medida de valor. En este sentido, nos convertimos en mercancías, de igual modo que la pasta de dientes o el papel higienico. Lo que antes fue un ser humano es ahora un empleado, del mismo modo que lo que antes fue un cerdo es ahora mortadela. Nuestras vidas desaparecen, gastadas como el dinero por el cual las mercantilizamos.
A menudo nos acostumbramos tanto a renunciar a cosas que son preciosas para nosotras, que el sacrificio se convierte en la única manera de expresar que nos preocupamos sobre algo. Nos martirizamos por ideas, causas, amor de unas a otras, incluso cuando se supone que nos van a ayudar a encontrar la felicidad.
Hay familias, por ejemplo, en las que la gente muestra afecto compitiendo para ver quien renuncia a más en favor de los otros. La gratificación no solo se retrasa, sino que es passed on de una generación a la siguiente. La responsabilidad de finalmente disfrutar de toda esta felicidad presumiblemente acumulada durante años de trabajo desagradecido (toil) es transferida a los niños, aunque cuando ellos lleguen a cierta edad, si quieren ser vistos como adultos responsables, tienen que empezar a trabajar a toda maquina.
Pero esta locura (buck) se ha de detener en alguna parte.

Si el trabajo duro fuera una cosa tan maravillosa, seguramente los ricos se lo habrian guardado todo para si mismos.

El trabajo fomenta la iniciativa.

La gente trabaja duro hoy en día, eso es seguro. Conectar acceso a los recursos con la eficiencia del mercado ha causado una producción y progreso tecnológico sin precedentes. Verdaderamente, el mercado a monopolizado el acceso a nuestras propias capacidades creativas de tal manera que mucha gente no solo trabaja para sobrevivir sino también para tener algo que hacer. Pero ¿Qué clase de iniciativa es la que genera entonces?.
Volvamos al calentamiento global, una de las peores crisis que enfrenta el planeta. Después de décadas de negación, políticos y hombres de negocios finalmente han entrado en acción para hacer algo al respecto. ¿Y que están haciendo? ¡Buscar maneras de hacer dinero con ello¡ Derechos de emisión, carbón “limpio”, firmas de inversión “verdes” - ¿Quién cree que estas son las más efectivas maneras de cortar la emisión de gases invernadero? Es irónico que una catástrofe creada por el consumismo capitalista pueda ser usada para crear spur más consumismo, pero rebela mucho sobre la clase de iniciativa que el trabajo fomenta. Que clase de persona, enfrentada con el objetivo de evitar el fin de la vida en la tierra, pregunta: ¿Bien, pero que saco yo de esto?
Si todo en nuestra sociedad a de estar dirigido al beneficio para tener éxito, esto no debe ser iniciativa después de todo, sino algo distinto. Tomando la iniciativa en serio, instalando nuevos valores y nuevos modos de comportamiento – esto es impensable para cualquier empresario, así como lo es para su más listless empleado - ¿No será que el trabajo – alquilar nuestros poderes creativos a otros, ya sean jefes o clientes – realmente destruye iniciativa?
La evidencia de esto va más allá de los lugares de trabajo.
¿Cuánta gente que no pierde jamás un día de trabajo es incapaz de llegar a tiempo al ensayo de su banda? No podemos estar al día con nuestro club de lectura pero siempre vamos a la universidad con los deberes hechos; las cosas que realmente queremos hacer con nuestras vidas, acaban siempre al final de la lista de cosas por hacer. La capacidad para cumplir con nuestras obligaciones se convierte en algo fuera de nosotras mismas, asociada con castigos y recompensas externas.
Imaginemos un mundo en el que cualquier cosa que la gente hiciera, la hiciera porque quieren, porque están personalmente interesadas en llevarlas a cabo. Para cualquier jefe que a luchado para motivar a sus indiferentes empleados, la idea de trabajar con gente que esta igualmente implicada en los mismos proyectos suena utópica. Pero esto no es la prueba de que nada puede hacerse sin jefes ni salarios, es solamente la constatación de cómo el trabajo nos quita saps iniciativa.

El trabajo da seguridad.

Supongamos que nuestro trabajo nunca nos daña, envenena o enferma. Demos también por garantizado que la economía no colapsa llevándose consigo nuestro trabajo y nuestros ahorros, y que nadie que a obtenido un peor trato que nosotras, consigue robarnos o dañarnos. Todavia no podemos estar seguras de que no vamos a ser victimas de un ERE. Hoy en día, nadie trabaja para la misma empresa toda su vida; trabajamos en algún sitio algunos años hasta que nos echan por alguien más joven y más barato o deslocalizan el trabajo. Podemos rompernos la espalda para demostrar que somos las mejores en lo nuestro y aun así acabar en la calle con una mano delante y otra detrás.
Tenemos que contar con que nuestros empleadores tomaran shrewd decisiones así podrán abonar nuestra nomina – no pueden just fritter Money away o simplemente no tienen dinero para pagarte. Pero nunca sabemos cuando esta shrewdness se volverá contra nosotras: las personas de las que dependes para tu obtener el dinero para tu vida diaria no estad donde estad precisamente debido a su sentimentalismo. Y si somos autónomas probablemente ya sabemos lo fickle que el mercado puede ser también.
¿Qué puede proveer seguridad real? Quiza ser parte de una comunidad a largo plazo en la cual la gente se preocupa unas de otras , una comunidad basada en el apoyo mutuo en vez de los incentivos economicos. ¿Y cual es uno de los principales obstáculos para crear una comunidad asi hoy? El trabajo.

Carrera: (Ke-rir´)v. –intr. Moverse rapido y en una incontrolada manera con una direccion especifica. El coche salio a la carrera partiendo el quitamiedos y cayendo al barranco.

El trabajo enseña responsabilidad.

¿Quién ejecuta la mayor parte de las injusticias de la historia? Empleados. Esto no necesariamente significa que sean responsables por ello – como suele ser lo primero que nos dicen.
¿Recibir un sueldo nos absuelve de responsabilidad sobre nuestras acciones? Trabajar parece albergar la impresión de que así lo hace. La defensa de los genocidas “yo solo cumplía ordenes” ha sido el himno y la coartada de millones de empleados. Esta voluntariedad de dejar la conciencia en la puerta del trabajo – ser de hecho un mercenario – contiene la raíz de la mayoría de los problemas que infectan nuestras especies.
La gente también ha hecho cosas horribles sin ordenes – pero no tantisimas cosas horribles. Se puede razonar con una persona que esta actuando por si misma, ella reconoce que puede ser responsable por sus acciones. Los empleados en cambio, pueden hacer cosas inimaginablemente estupidas y destructivas mientras se niegan a pensar en las consecuencias.
El problema real, por supuesto, no es que los empleados se nieguen a asumir responsabilidades por sus acciones – es el sistema económico que hace el tomar responsabilidades tan prohibitivamente caro.


Empleados vierten basura toxica en ríos y océanos
Empleados matan vacas y hacen experimentos con monos
Empleados tiran a la basura toneladas de comida
Empleados estan destruyendo la capa de ozono
Vigilan cada movimiento en camaras de seguridad
Te desahucian cuando no pagas el alquiler
Te encarcelan cuando no pagas tus impuestos
Te averguenzan cuando no haces tus deberes o llegas tarde al trabajo
Introducen información sobre ti en los archivos de la policia y las empresas
Te multan por exceso de velocidad y requisan tus cosas
Administran examenes estandarizados, centros de detencion juvenil e injecciones letales
Los soldados que conducian a la gente a las camaras de gas eran empleados
Igual que los soldados que ocupan ahora Irak, Afganistán o el que toque después.
Igual que los terroristas suicidas que los tienen como objetivos- Son empleados de Dios , que esperan ser pagados con el paraíso.

Pero, yo tengo una hipoteca.

¡Esto es suficiente¡
¡Tenemos que pagar por nuestro propio camino, incluso si eso significa hacerlo a expensas de otra gente¡
Cualquier otra cosa seria suicida, irresponsable, un pecado ante Dios, una traición a nuestros pobres padres, una bofetada en la cara de todos esos pobres bastardos que no tienen otra elección, y una violación de los términos de nuestra libertad condicional, por no mencionar que para hacerlo debemos ser unos niños mimados con un colchón económico de protección.
¡Ahora vuelve con los demás y vuelve al trabajo!


Seamos claras sobre esto, criticar el trabajo no significa rechazar la labor, el esfuerzo , la ambición o el compromiso. No significa pedir que todo sea divertido y fácil. Luchar contra las fuerzas que nos obligan a trabajar es un duro trabajo. La pereza no es la alternativa al trabajo, aunque puede ser un subproducto byproduct de el.
El verdadero asunto es simple: Todas nosotras merecemos obtener el máximo de nuestro potencial de la manera que creamos adecuada, para ser las dueñas de nuestros propios destinos. Vernos obligadas a vender esto para sobrevivir es trágico y humillante. No tenemos que vivir así.

          

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