domingo, 26 de agosto de 2012

Aburguesamiento.

            Suena tan inocuo, tan beneficioso: “revitalización” ¿Quién no quería que su barrio tuviera mejores tiendas e instalaciones públicas, menos crímenes y más valor para sus propiedades?
            Los inquilinos, ellos, y los propietarios con bajos ingresos que no pueden permitirse impuestos más altos sobre sus propiedades, y cualquiera que se convierta en objetivo de la policía cuando aparecen en sus patrullas para proteger a los recién llegados. Cuando la gente rica compra propiedades en los barrios pobres, el costo de la vida sube y los habitantes previos son expulsados. Revitalización no significa que los residentes empiecen a disfrutar de mayores estándares de vida, sino que tienen que dejar espacio para aquellos que si pueden permitírselo. Los ayuntamientos a menudo ponen la alfombra roja a esto porque es bueno para los negocios que ellos llaman la “comunidad”.
            Después de la segunda guerra mundial, las familias blancas se fueron de las recientemente integradas zonas céntricas hacia las zonas residenciales exteriores, llevándose el dinero de sus impuestos con ellos.  Gracias a la proliferación de automóviles y autopistas, ya no necesitaban vivir cerca de sus lugares de trabajo y centros comerciales. Estas autopistas a menudo atravesaban barrios negros o latinos, una parte más de un programa de destructivo “abandono”
            Ya conocemos el resto de la historia. Una generación después, tras que la pobreza, las guerras de bandas y las incursiones de la policía hayan diezmado las poblaciones originales y reducido el valor de las propiedades, una nueva población de inquilinos cuesta abajo en su rodada es empujada hacia el barrio por presiones económicas. Algunos de estos son artistas, culos de mal asiento, gente que trata de encontrar un sitio fuero del alcance del capitalismo, igual que los refugiados procedentes de Europa que ayudaron a colonizar el “nuevo mundo”. Estos son seguidos por una ola de inversores comprando y renovando propiedades para especular con ellas en el mercado inmobiliario, y emprendedores abriendo nuevos negocios para servir a la nueva población. La “producción cultural” gratis de los artistas crea un lucrativo ambiente para los emprendedores, que se convertirá en innecesario en el tiempo en que les toque el turno a los artistas de ser expulsados del barrio.
            El aburguesamiento refleja la restructuración que la colonización y la globalización han impuesto al planeta entero.  Los capitalistas drenan los recursos de un área, los venden, y entonces reaparecen cuando los valores han caído lo suficiente para que con una pequeña inversión se puedan obtener fácilmente beneficios. Siguiendo el éxodo de los trabajos manufactureros de las ciudades, muchas economías locales están centradas en torno al sector servicios para servir a los ricos y privilegiados. Estas economías no requieren más altas concentraciones de trabajadores en comunidades a largo plazo, si acaso, funcionan más suavemente cuando estas comunidades son desarraigadas y reconfiguradas.
            Al principio, podría parecer que si algunos barrios se están aburguesando, otros debes estar convirtiéndose en más baratos, ¿si no, donde ira toda esa gente pobre? En algunas áreas rurales y ciudades en decadencia, el valor de las propiedades está disminuyendo al mismo ritmo que la población., aunque en las zonas más densamente pobladas, los costes de la vida no hacen sino incrementarse. El aburguesamiento es el proceso para que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres personificado en el mercado inmobiliario, a medida que los trabajadores pagan cada vez más de sus ingresos por un sitio en el que vivir.
            Paradójicamente, la única manera de proteger nuestro barrio del aburguesamiento es arruinarlo. Hay que convertirlo en un lugar en que nadie más rico que nosotras, nadie que tenga otra opción,  lo elegiría jamás para vivir.  Si invertimos mucho trabajo en el lugar que estamos alquilando o en el barrio para mejorarlos pronto seremos expulsados, estaríamos simplemente engordando los bolsillos de nuestros explotadores. Cuando nos apañamos para conseguir unos cientos de euros inesperadamente, es un pensamiento de clase media gastarlos en reformas, el hecho proletario es fundirte tu depósito de seguridad en arrasar el lugar, así podremos estar seguras que nuestro casero no será capaz de alquilárselo a gente más rica después de nosotras. !esto es seguridad para las clases bajas!
            Esto también explica la significativa violencia sin sentido en los barrios pobres. Y todavía esta actitud no parece que vaya a conjuntarse bien con la de otra gente pobre tratando de conseguir lo mejor desde su situación.

            El aburguesamiento contribuye a complicadas tensiones raciales y de clase. Verdaderamente, se produce en parte por las dinámicas asimétricas entre raza y clase, pues la gente pobre blanca abre el camino para la gente blanca de clase media en barrios antiguamente no-blancos. Luchar contra el aburguesamiento es igualmente complicado. ¿Tenemos que culpar a la ola de gente pobre buscando alojamiento barato o a los especuladores que siguen su estela? ¿Qué ocurre si no podemos distinguir entre los dos? ¿Podemos combatir el aburguesamiento simplemente enfrentando imperativos morales contra presiones económicas? ¿O es poco realista pensar que le podemos poner freno sin abolir el capitalismo?

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