domingo, 26 de agosto de 2012

Animales, plantas y minerales.




            Los animales –y también, las plantas, los minerales, y cualquier otra cosa- son tratados por la economía de la misma manera que nosotras. Al sostener una hamburguesa en la mano, nos miramos al espejo y contemplamos el tremendo potencial de la vida de otro ser, forzosamente reducida a una mercancía. Lo mismo funciona para la alternativa vegana: el monocultivo de la soja inflige el mismo daño y homogenización que la granjas factoría. Los cadáveres de millones de seres vivos son apilados en la base de la pirámide de la economía. Visitando un matadero o un laboratorio de vivisección, es fácil imaginar a las especies vivas teniendo envidia de las extintas.
            Ni los glaciares, ni las cumbres de las montañas donde descansan están a salvo de las demandas del mercado. La tierra misma esta siendo transformada en los productos de desecho del beneficio. Este es el ultimo resultado de la institución de la propiedad privada y de los motivos que produce: las criaturas vivas son reducidas a objetos y el mundo material esta subordinado a supersticiones auto-cumplidas.
            Los  no-humanos son todavía engullidos dentro de la economía sin los beneficios del contrato que hasta recientemente mantenían con las maneras no-europeas. A unos pocos se les permite mantener una pequeña autonomía para la diversión de los consumidores: parques nacionales, vida salvaje para la caza y la pesca, los animales domesticados. Las mismas zonas de privilegio que dividen la sociedad humana separan también a otras especies: Los perritos de multimillonarios heredan millones de euros, mientras vacas y cerdos son sacrificados por millones.
            Mirando a nuestras compañeras criaturas como meras piezas para las luchas de poder, es fácil olvidar que no hace tanto tiempo los seres humanos nos experimentábamos a nosotras mismas como parte del mundo natural. Este mundo todavía ofrece pistas de cómo es la vida sin la economía. Caminando en un bosque crecido desde la antigüedad, podemos empezar a imaginarnos cuanta abundancia y diversidad hemos perdido.

            Los managers nos dicen que los nadadores, reptadores, caminadores y voladores gastan sus vidas enteras trabajando solo para comer. Estos managers están difundiendo estas noticias demasiado pronto. Seres variados no han sido extinguidos todavía. Y tu, lector, solo tienes que mezclarte con ellos, o simplemente observarlos desde la distancia, para ver que sus vidas despiertas están llenas de danzas, juegos y fiestas. Incluso las caza, el acecho, las fintas y los saltos, no es lo que podríamos llamar Trabajo, sino lo que podríamos llamar diversión. Los únicos seres que trabajan son prisioneros  como nosotros.
                                                                                              Fredy Perlman.

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