Los
animales –y también, las plantas, los minerales, y cualquier otra cosa- son
tratados por la economía de la misma manera que nosotras. Al sostener una
hamburguesa en la mano, nos miramos al espejo y contemplamos el tremendo potencial
de la vida de otro ser, forzosamente reducida a una mercancía. Lo mismo
funciona para la alternativa vegana: el monocultivo de la soja inflige el mismo
daño y homogenización que la granjas factoría. Los cadáveres de millones de
seres vivos son apilados en la base de la pirámide de la economía. Visitando un
matadero o un laboratorio de vivisección, es fácil imaginar a las especies
vivas teniendo envidia de las extintas.
Ni los
glaciares, ni las cumbres de las montañas donde descansan están a salvo de las
demandas del mercado. La tierra misma esta siendo transformada en los productos
de desecho del beneficio. Este es el ultimo resultado de la institución de la
propiedad privada y de los motivos que produce: las criaturas vivas son
reducidas a objetos y el mundo material esta subordinado a supersticiones
auto-cumplidas.
Los no-humanos son todavía engullidos dentro de la
economía sin los beneficios del contrato que hasta recientemente mantenían con
las maneras no-europeas. A unos pocos se les permite mantener una pequeña
autonomía para la diversión de los consumidores: parques nacionales, vida
salvaje para la caza y la pesca, los animales domesticados. Las mismas zonas de
privilegio que dividen la sociedad humana separan también a otras especies: Los
perritos de multimillonarios heredan millones de euros, mientras vacas y cerdos
son sacrificados por millones.
Mirando a
nuestras compañeras criaturas como meras piezas para las luchas de poder, es
fácil olvidar que no hace tanto tiempo los seres humanos nos experimentábamos a
nosotras mismas como parte del mundo natural. Este mundo todavía ofrece pistas de
cómo es la vida sin la economía. Caminando en un bosque crecido desde la
antigüedad, podemos empezar a imaginarnos cuanta abundancia y diversidad hemos
perdido.
Los managers nos dicen que los nadadores,
reptadores, caminadores y voladores gastan sus vidas enteras trabajando solo
para comer. Estos managers están difundiendo estas noticias demasiado pronto.
Seres variados no han sido extinguidos todavía. Y tu, lector, solo tienes que mezclarte
con ellos, o simplemente observarlos desde la distancia, para ver que sus vidas
despiertas están llenas de danzas, juegos y fiestas. Incluso las caza, el
acecho, las fintas y los saltos, no es lo que podríamos llamar Trabajo, sino lo
que podríamos llamar diversión. Los únicos seres que trabajan son prisioneros como nosotros.
Fredy
Perlman.
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