domingo, 26 de agosto de 2012

Medios de desinformacion.


            Tomados como un todo, los medios funcionan como un clima mental producido colectivamente. Los medios transforman la experiencia, la memoria, y la comunicación en algo sintético y externo, aunque el progreso tecnológico es rápidamente integrado este terreno externo dentro nuestro sentido de identidad. Libros, grabaciones, películas, radio, televisión, Internet, teléfonos móviles: cada una de estas innovaciones sucesivas han penetrado más hondo en nuestra vida diaria, mediando una cada vez más grande porción de nuestra experiencia.
            Los medios de masas crecieron al lado de la producción masiva, estandarizando el flujo de información y produciendo puntos de referencia comunes para millones de consumidores. La publicidad es solo un ejemplo de cómo esto fue esencial para el establecimiento del mercado de masas, dando forma a los hábitos de compra de aquellos en el punto final de negocio de la línea de montaje. Las corporaciones todavía tratan el cuerpo social como una placa de petri en la que los gustos son cultivados como bacterias, usándolo todo, desde la psicología hasta las estéticas de vanguardia. Los efectos son proyectados en cada uno de los otros aspectos de la vida; por ejemplo, los políticos cada vez más se venden a si mismos como productos, tratando a los votantes como consumidores que quieren saber que hay en esto para ellos.
            Hasta el final del siglo XX, los medios de masas eran esencialmente unidireccionales, con la información fluyendo solo en un sentido y la atención fluyendo en el otro. Los críticos generalmente se enfocan en este aspecto de su estructura, poniendo de manifiesto que esto da a un pequeño conciliábulo  una influencia tremenda sobre la sociedad mientras nos inmoviliza a todos los demás como espectadores. En contraste, los medios alternativos exploraron formas más participatorias y descentralizadas.
            Participación y descentralización se convirtieron en populares de repente con la llegada del ampliamente accesible medio digital. De muchas maneras, Internet ofrecía un terreno liberador y empoderador para nuevos modos de comunicación. El modelo básico fue desarrollado por investigadores académicos que obtenían sus fondos de los militares en vez que del sector privado, así fue diseñado para ser útil en vez de rentable. Hasta nuestros días, gran parte de Internet continúa siendo una especie de última frontera en la que es difícil hacer cumplir las leyes de propiedad tradicionales. La posibilidad de compartir contenidos libre y directamente entre los usuarios a tenido un impacto tremendo en varias industrias, mientras formatos colaborativos como la Wikipedia y el software libre muestran cuan fácilmente puede la gente cubrir sus necesidades sin propiedad privada. Las corporaciones continúan luchando para imaginar como hacer dinero en Internet más allá de las tiendas online y la publicidad.
            Mientras nuestras vidas están cada día más digitalizadas, es importante no dar por seguro que esto será siempre para mejor. El capitalismo lucha para absorber aspectos del mundo que una vez fueron libres y entonces ofrecer acceso a ellos por un precio, y este precio no siempre se expresa en euros.
            Debemos estar especialmente atentas a las maneras en que los nuevos medios nos resultan convenientes: La conveniencia puede ser un signo de que las infinitas posibilidades de la vida humana se están estrechando forzosamente. De hecho, estas innovaciones son escasamente opcionales: hoy en día es difícil mantener amistades o encontrar trabajo si no se dispone de teléfono móvil. Más y más de nuestros procesos mentales y vidas sociales deben pasar a través de la mediación de las tecnologías que crean un mapa de nuestras actividades y relaciones para las corporaciones y las agencias de inteligencia gubernamentales. Estos formatos también dan forma al contenido de estas actividades y relaciones.
            Las redes ofrecidas por Facebook no son nuevas; lo que es nuevo es que parecen ser externas a nosotras. Siempre hemos tenido redes sociales, pero nadie las podía usar para vender publicidad. Ahora reaparecen como algo que tenemos que consultar. La gente mantenía correspondencia con los viejos amigos, se enseñaban nuevas habilidades, y se enteraban de actos públicos, mucho antes del e-mail, Google y Twitter. Por supuesto, estas tecnologías son extremadamente útiles en un mundo en que pocas de nosotras conocemos a nuestras vecinas o pasamos más de unos pocos años en cualquier sitio. Las formas asumidas por la tecnología y nuestra vida diaria se influencian unas a otras, haciendo cada vez más impensable desacoplarlas.
            Otro efecto de la tecnología digital es una clase de inflación informativa. Hay más y más datos en el mundo, llegando a nosotras cada vez más deprisa. Esto causa una depreciación real: por ejemplo, el intercambio de archivos y el libre acceso han reducido los precios online de la musica y las películas. También han reducido nuestros periodos de atención. Sobre todo, sin embargo, esto significa que investimos esta información con cada vez menos significado. Estamos más equipadas que nunca para lidiar con el como de la vida, pero desamparadas en cuanto se trata del por que.
            A medida que nuestra necesidad y acceso a la información aumenta más allá del rango que podemos internalizar, la información parece estar separándose de nosotras. Esto es sospechosamente similar a la separación que se requiere para transformarnos de trabajadoras en consumidoras. La información en Internet no es completamente libre –los ordenadores y el acceso cuestan dinero, sin mencionar los costes energéticos y medioambientales de producirlos y hacer funcionar servidores por todo el mundo. ¿Y que pasara cuando las corporaciones consigan hacernos pagar más por el acceso a estas tecnologías una vez que nos hallamos vuelto completamente dependientes de ellas? Si lo consiguen, no solo el poder y el conocimiento sino también la habilidad para mantener lazos sociales estarán directamente relacionadas con la riqueza
            Pero puede ser una equivocación pensar que los conglomerados de dinero viejo no serán capaces de consolidar poder dentro de este nuevo terreno. Las maneras en que el capitalismo colonice nuestras vidas vía tecnologías digitales puede que no se parezcan a las viejas formas de colonización.
            Como el esquema piramidal, el capitalismo se tiene que extender constantemente, absorbiendo nuevos recursos y sujetos. Ya se extiende por todo el planeta; la guerra final de colonización se esta luchando al pie del Himalaya, el verdadero fin del mundo. En teoría, debería colapsar ahora que se le han terminado los horizontes. ¿pero que pasara si puede seguir extendiéndose dentro de nosotras, y estas nuevas tecnologías fueran como la Niña, la Pinta, y la Santa Maria, llegando al continente de nuestros propios procesos mentales y lazos sociales?
            Según esto, Internet puede funcionar como otra capa sucesiva de alineación construida en la economía material. Si el asunto crucial de lo que esta disponible en Internet esta libre de cargo, no es solo porque el proceso de colonización no esta todavía concluido, sino también porque la moneda determinante en los medios no es el euro sino la atención. La atención funciona en la economía de la información de la misma manera que el control de los recursos funciona en la economía industrial. Incluso si la atención no se transforma instantáneamente en ingresos online, puede ayudar a asegurarlos fuera de la red. Como las monedas, atención y capital se comportan de manera diferenciada, pero ambas sirven para crear desigualdades de poder.
            ¿Qué es realmente el capital? Una vez que nos libramos de las supersticiones que le hacen parecer una fuerza de la naturaleza, es esencialmente una construcción social que permite a ciertas personas amasar poder. Sin la noción de propiedad privada, que es solamente “real” hasta el punto en que cada uno este de acuerdo con ella, los recursos materiales no podrían funcionar como capital. De acuerdo con esto, los derechos de propiedad sirven al mismo propósito que la noción de derecho divino de la realeza solía funcionar: ambos son formas de fundación de sistemas de asignación de soberanías. Algunas personas creen apasionadamente en los derechos de propiedad incluso cuando esos derechos son usados para despojarles de cualquier influencia en la sociedad. Se podría decir que esas personas están bajo el hechizo de la propiedad.
            Similarmente, cuando un agente publicitario trata de que un meme (producto cultural) se convierta en “viral”, se puede decir que esta tratando de conjurar un hechizo. Si la atención es la moneda de los medios, ganarla es la manera de conseguir que la gente entre literal y figuradamente en la estructura de poder. El factor determinante no es si la gente esta de acuerdo o lo aprueba lo que ven, sino hasta que punto eso da forma a su comportamiento.
            Los medios digitales parecen tener una atención descentralizada, pero están así mismo estandarizando las maneras a través de las cuales circula. Cuidado con las entidades que amasan atención incluso si nunca la convierten en ganancias financieras. El verdadero poder del Google y Facebook no esta en sus holdings financieros sino en las maneras en que estructuran el flujo de información.
            No es una critica a la tecnología per se. La cuestión es que no es neutral: las formas de la tecnología son decididas por las estructuras de la sociedad en las que se desarrollan y amplían. Mucha de la tecnología que nos resulta familiar fue formada por los imperativos del beneficio, pero una sociedad basada en otros valores habría producido seguramente otras tecnologías. A medida que la tecnología digital esta cada vez más enredada en la estructura de esta sociedad, la cuestión más importante no es si es licito usarla, sino como minar las estructuras que las produjeron.

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