¿Hay algo peor que la prisión? Lo debe haber cuando alguna
gente trata de entrar en prisión para sobrevivir al invierno.
En el
mercado, los seres humanos se pueden depreciar como cualquier otra mercancía.
Las leyes de oferta y demanda se aplican al trabajo también: Cuantos más
trabajadores hay disponibles, más baratos pueden los patronos conseguirlos. Una
población desempleada sirve al propósito dual de mantener los salarios bajos y
recordar los empleados que tienen que
ser cuidadosos si quieren seguir trabajando. Los desempleados sufrimos la doble
humillación de tener que suplicar por trabajos humillantes, esto lo altera todo
haciéndonos parecer deseosos de ser explotados, cuando en realidad es el menor
de dos males.
Hace un siglo,
los defensores del proceso tecnológico proclamaron que este liberaría al ser
humano de la necesidad de trabajar, creando una nueva sociedad del ocio. Pero
aunque efectivamente estas nuevas tecnologías han eliminado puestos de trabajo,
esto a sido únicamente utilizado para ahorrar dinero a los patrones no para
favorecer al publico en general. Desde la perspectiva de los desempleados, el
tiempo libre y el acceso a los recursos parecen concentrarse en extremos
opuestos del espectro económico. ¡Vaya con la sociedad del ocio!
El
capitalismo produce riqueza pero produce mucha
más pobreza. No hay techo para la cantidad de riqueza que puede amasar un
individuo, pero si existe un límite inferior de cuanto cualquier persona puede
ser depredada – así se necesita un número tremendo de gente pobre para producir
unos pocos millonarios.
El
desempleo es una forma de exclusión del mercado, estar sin techo es otra, y
todas las diferentes formas se retroalimentan unas a otras en un bucle. En los
USA algo más de un millón de personas no tienen techo, en todo el mundo
alrededor de mil millones viven en favelas, campos de refugiados y sitios
peores. Pensamos que los barrios chabolistas solo existen en la periferia de
las ciudades, pero en algunos países la gran mayoría de la población vive en
ellos. Muchos de los recién llegados a estos barrios no son conducidos allí para
encontrar trabajo, sino por la destrucción de sus formas de vida tradicionales.
Con la necesidad de trabajadores para la manufactura declinando constantemente,
los barrios marginales funcionan como contenedores de los innecesarios en las
regiones en que no hay riqueza suficiente para tener un sector servicios
desarrollado para asimilarlos. La cuestión es tenerlos al alcance de las
maquiladoras y las plantas de procesamiento pero fuera del alcance de la
riqueza.
Como los
desempleados, los excluidos tienen una función en el capitalismo, simplemente
dando cuerpo a las consecuencias de la exclusión. Pero esto no es bastante,
para que la riqueza pueda ser asociada con el merito personal, tiene que
parecer que la exclusión es falta suya.
Desprovistos de todos los recursos y esperanzas, se puede hacer que los pobres
parezcan suficientemente viciosos. Aunque hace ya mucho tiempo, antes de la
propiedad privada, el acceso a los recursos era repartido justamente entre
todos los seres humanos, si alguna gente y algunos pueblos están ahora
empobrecidos, es debido a que ellos – o sus ancestros – fueron depredados. Solo
hay que abrir cualquier libro de historia para leer acerca de la brutal
trayectoria del colonialismo en América, África, India, China, etc. y este
proceso continua en nuestros días dondequiera que el trabajo de una persona
enriquece a otra.
Hay una clase de prisión en la que las
personas están detrás de las barras y todo lo que desean se encuentra fuera, y
hay otra clase donde las cosas están detrás de las barras y las personas están
fuera.
Algunas
personas se irritan con los programas de asistencia basados en los euros de los
impuestos: ¿Por qué tiene nadie que darse una vuelta gratis gracias a su duro
trabajo? Olvidan hacerse la misma pregunta sobre los políticos y los jefes. De
hecho, cada persona pobre que hemos trabajado alguna vez por un sueldo hemos
ayudado a los ricos a darse una vuelta gratis. El dinero de los impuestos usado
en los servicios sociales es uno de los pocos ejemplos de la riqueza yendo de
vuelta a la base de la pirámide, a la clase que hace la mayor parte del trabajo
que lo produce. Los programas de asistencia se consiguieron después de décadas
de amarga lucha; donde quiera que los poderosos no temen un inminente
levantamiento de los pobres al hacerlo, los están desmantelando.
No hace
falta decir que los programas de servicios sociales no serán nunca una solución
efectiva para los males del capitalismo. Los programas de asistencia y las
organizaciones caritativas tienden ambos a fomentar las burocracias de clase
media mientras avergüenzan y debilitan a los necesitados. La asistencia y la
caridad solo redistribuyen la riqueza según los criterios de los ricos – esto es,
como medio para mantener un injusto equilibrio de poder. Los programas de asistencia en particular
están interconectados con los mismos aparatos de control usados para reprimir a
la gente pobre que se sale de los límites marcados: usan las mismas bases de
datos, imponen los mismos programas obligatorios, y tratan a los pobres con la
misma falta de respeto. La única cura real para la pobreza es que los pobres
obtengan los recursos de vuelta según sus propios términos.
Las
tácticas disponibles para los excluidos tienden más a la revuelta que a la
reforma. No pueden ir a la huelga, pero pueden cortar el tráfico como los piqueteros argentinos. No pueden
mantener boicots, pero pueden salir de las tiendas en masa sin pagar. No pueden
organizar huelgas de alquileres, pero pueden ocupar edificios y tierras. A
medida que a pobreza se extiende, estas tácticas también lo harán.
Cualquiera que haya trabajado, o sido
testigo, en cualquiera de los programas “antipobreza” en los ghettos tiene un
entendimiento instantáneo de lo que la “cooperación al desarrollo” hace en los
“países subdesarrollados”. En los dos casos los aventureros más hábiles mejoran
sus posesiones materiales, los nativos más concienciados son arrastrados a la
locura o reducidos a la inactividad – o puestos bajo tierra – por la
frustración; mientras que la miseria de millones desventurados sin voz se
incrementa. Y no solo eso: su reacción frente a su miseria, es descrita al
mundo como criminal.
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