domingo, 26 de agosto de 2012

Capitalismo Ilegal

                                   Así como través de este mundo he viajado
                                   He visto montones de hombres divertidos
                                   Unos te robaran con un revolver
                                   Y algunos con una pluma estilográfica.
                                                                                  Woody Guthrie.


            La actividad ilegal se extiende desde la base de la pirámide hasta la misma cúspide, desde las bandas criminales, al crimen de guante blanco.  El robo de bancos puede ser visto como un borroso esfuerzo para redistribuir la riqueza, pero la mafia es una empresa capitalista, pura y simple.  Lo que es ilegal no es necesariamente malo para el capitalismo, una vasta parte de la economía capitalista existe fuera de la ley.
            ¿Qué aventura empresarial no fue originalmente fundada sobre alguna clase de robo? Si las leyes sirven  para proteger los derechos de propiedad de aquellos que ya tienen el poder, ello las convierte en  poco más que una barrera para entrar en la clase propietaria, una barrera entre muchas. E incluso aunque el sistema legal esta predominantemente determinado por esta clase, una y otra vez los más legítimos y respetados miembros no pueden evitar violar sus propias leyes.
            Los casos de corrupción que conocemos son excepciones porque los conocemos, no porque hayan roto las reglas.
            Las mismas leyes económicas gobiernan el mercado negro como lo hacen con el resto del mercado, produciendo las mismas concentraciones de poder. Los exitosos carteles de la droga son estructuralmente idénticos a las compañías comerciales conocidas. La diferencia primordial es que estos tienen que defender sus intereses por sí mismos, mientras las compañías legales subsidian esta necesidad al estado.
            Esto puede dar la impresión de que las aventuras empresariales ilegales son más violentas que las legales. Pero esta violencia es siempre el resultado de guerras de territorio, desacuerdos de negocios, o medidas severas, lo que quiere decir que la causa subyacente esta siempre relacionada con los negocios. En este aspecto, el capitalismo ilegal no es diferente de su contraparte legal.  Si cualquier multinacional no tuviera el sistema legal para defender sus derechos de patentes y demás, ellas seguramente tomarían en asunto en sus manos, o serian suplantadas por otra compañía que lo hiciera. El aparato legal del estado es una vasta versión monopolizada de las mismas estructuras usadas por la mafia.  El mercado negro no es necesariamente más violento  que el resto de la economía: ¿que son los tiroteos comparados con el complejo de prisiones y su trabajo esclavo? La misma violencia que nos impacta en los criminales es invisible en la sociedad en su conjunto debido a su constancia y ubiquidad.
            La mayoría de las leyes están determinadas por la conveniencia de la clase capitalista. Por ejemplo, los productos producidos domésticamente, como el alcohol, siempre han sido legales, los productos de la coca, producidos en Suramérica, son ilegales, excepto para la Coca-Cola. Se puede decir que la cocaína es ilegal porque es muy dañina para sus consumidores, pero a los fabricantes de cigarrillos se les permite añadir químicos extra para hacer sus carcinógenos productos más adictivos. El petróleo se está convirtiendo en más adictivo y destructivo que el tabaco o la coca, pero no hay ni una sola posibilidad de que se convierta en ilegal. Muchos productos del capitalismo son peligrosos, pero nada es más peligroso que el capitalismo. Como dijo William Burroughs: Vender es más adictivo que usar.
            Las normas culturales son otra manera racional de prohibir una industria. A menudo es una cuestión de los políticos aprovecharse de los prejuicios populares para proteger un nicho de mercado: el trabajo sexual puede ser ilegal, pero siempre hay un “salón de masajes” que opera con impunidad.  Defender estas prohibiciones también abre provechosas oportunidades, y los mecanismos de represión resultantes siempre pueden cambiar de los criminales a otros objetivos. La guerra a las drogas se usó para aterrorizar a las comunidades pobres negras en USA y para atacar los movimientos sociales en Suramérica, al mismo tiempo que se permitía que grupos reaccionarios introdujeran drogas a cambio de armas.
            Las leyes de los tribunales están subordinadas  a las leyes de la oferta y la demanda. Si alguien descubre una manera efectiva de hacer dinero que viola la ley,  las autoridades eventualmente tendrán que aprobarla, tácitamente o abiertamente, a menos que ello impida el funcionamiento del resto de la economía. Por ejemplo, en Méjico y Rusia, el mercado negro ha crecido hasta rivalizar en escala con el resto del mercado. Así como las multinacionales son más poderosas que los gobiernos, los carteles de las drogas se enfrentan a sus gobiernos en guerras abiertas. En este contexto, los políticos han empezado a discutir la legalización de las drogas como estrategia para detener la división de los intereses capitalistas.
            En la lógica del mercado, la gente toma sus decisiones sopesando riesgos contra ganancias. Cada persona y empresa tiene una particular tolerancia frente a diferentes clases y grados de riesgo. Hay grupos de inversiones que trabajan únicamente con inversiones que es muy poco probable que den beneficios, e intermediarios que comercian solamente con los muy seguros bonos del tesoro con los que casi seguramente obtendrán un pequeño beneficio.  Los participantes en el mercado negro han evaluado sus tolerancias al riesgo en función de sus circunstancias, y han llegado a la conclusión de que el potencial que se ofrece merece el riesgo que se corre.
            Pero a medida que pasa el tiempo, riesgos y recompensas pueden cambiar a medida que las leyes y las normas cambian. Por ejemplo, cuando el gobierno legaliza una droga, nuevos inversores traen más capital al mercado. Irónicamente, legalizar las industrias con las que la gente pobre con  pocas opciones legales se gana la vida los puede dejar en peor situación, atrayendo  poderosos competidores capaces de ponerlos de nuevo en el paro.
            Mucha gente pobre ha podido criar a sus críos vendiendo marihuana ilegalmente, pero si se legalizara totalmente las compañías tabaqueras se dividirían el mercado en cuestión de semanas.
            Así como el mercado negro es una parte de la economía capitalista, también es el lugar de luchas anticapitalistas. Pequeños criminales independientes desafían a las mafias jerárquicas, trabajadoras del sexo se organizan para escapar de sus chulos.  En el famoso barrio ocupado de Christiania en Copenhague, los camellos de marihuana y los okupas han coexistido por décadas, manteniendo una suerte de zona autónoma, en Dublín y otros lugares, la resistencia interior ha forzado a los vendedores de heroína a salir de sus barrios.  Nada de esto provee de un modelo de vida fuera del capitalismo, pero muestra que allá donde allá desigualdades allá habrá resistencia.

Hombre de negocios USA:
¿Pero no está su sociedad podrida de corrupción? ¿no necesita sobornar funcionarios a cada paso que da?
Hombre de negocios chino:
¿Corrupción? Nosotros tenemos el mismo sistema que ustedes, solo que el nuestro es más democrático. En nuestro país, cualquiera puede presionar por sus necesidades sobre unas bases conocidas.  En el suyo, el sistema es tan burocrático que solo los increíblemente ricos pueden influenciar en los asuntos políticos. Pero apuesto a que las presiones son tan importantes al menos como su PIB.

¡Este es mi dinero!
El dinero no tiene dueños solo personas que lo gastan.

Para un joven sin otras esperanzas en un sistema que lo excluye, la banda se convierte en su empresa, su universidad, religión, y vida... Ahora tengo escrito “Eight Trays” a través de mi nuca y “Crips” en mi pecho. ¿a visto alguna vez a George Bush con “republican” en su pecho o “capitalist” en su nuca.
                                                           Sanyka Shakur

            De vuelta a cuando la cristiandad era central en los trabajos de la supremacía blanca, la joven Harriet Tubman empezó a experimentar visiones que ella atribuía al dios todopoderoso del que hablaban en las iglesias de los blancos. En los tiempos de la guerra civil, Tubman había escapado de la esclavitud, contrabandeado a más de setenta personas a la libertad, rescatado a sus padres de las autoridades, y ayudado el intento de  John Brown de empezar una revolución de esclavos. La gente la llamaba Moisés, por el profeta bíblico que libero a los Hebreos de la esclavitud en Egipto.

            Tubman encarnaba la mitología de sus antiguos captores como desafío hacia ellos, representando los valores que ellos pretendían tener. Hoy muchos niños negros crecen con la mitología del millonario hecho a sí mismo, para encontrarse con escasamente alguna opción legal para su avance socioeconómico.  En las esquinas de las calles de los barrios más pobres, los jóvenes  urbanos usan las mismas estrategias competitivas que aparecen en los despachos de Wall Street. Aplicar las lógicas del capitalismo fuera de las leyes del estado es denunciado y puesto en el punto de mira no porque sea “peligroso”, no hay forma segura de capitalismo, sino porque esta práctica es  la única cosa que los capitalistas “legítimos” no pueden monopolizar para sí mismos. Hace cien años  las iglesias de los negros eran quemadas hasta los cimientos mientras los cristianos blancos se hacían a la idea con el hecho de que se habían convertido en el Faraón. Hoy, los chavales negros son puestos en prisión por convertirse en Henry Ford.

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